Para los interesados en cursar la versión 2016 del programa Escuela Popular de Cultura Política Constitucional les presentamos esta manera ágil de realizar la pre-inscripción al curso. Agradecemos llenar todos los campos a fin de contar con la mayor información posible, ya que dependiendo de la demanda y los cupos disponibles deberemos realizar una selección rigurosa.
https://docs.google.com/forms/d/1YIPcOsfb5Y_d2sYUiiBsmVyTBOZ-vXYbkt57aAgixkg/edit
miércoles, 20 de abril de 2016
martes, 19 de abril de 2016
Escuela Popular de Cultura Política Constitucional
Asamblea General de la Escuela Popular de Cultura Política Constitucional realizada el 13 de Febrero de 2016 en el Paraninfo de la Universidad de Antioquia |
La Escuela Popular de
Cultura Política y Constitucional es una experiencia de origen popular y
comunitario, alimentada por el deseo de contribuir con el avance de la
democracia, la realización plena de los derechos humanos, la protección y
cuidado de la tierra y del medio ambiente y el logro de la justicia social y la
equidad de género, soñados por hombres y mujeres vinculados a diferentes procesos
comunitarios y sociales.
Esta escuela tiene más de quince años de funcionamiento y ha venido en
un proceso persistente para la formación política en la ciudad. Durante el año 2015 avanzamos en la decisión
de constituirnos legalmente aprobando nuestros estatutos y realizando los
registros correspondientes ante las entidades competentes con el firme
propósito de profundizan los avances logrados en
el proceso pedagógico y formativo con miras a fortalecer este
espacio de reflexión crítica y debate sobre las problemáticas de ciudad y de
país en aspectos que abarcan lo económico, social, cultural, ambiental,
jurídico. Es nuestro
interés continuar nuestro proceso de difusión de la cultura constitucional esperando
que sea imitado por otras poblaciones, no solo en Medellín y Antioquía, sino
también en todo el país, promoviendo su inserción en la corriente global más
avanzada del pensamiento constitucional.
La historia del surgimiento y desarrollo de la Escuela Popular de
Cultura Política Constitucional fue motivado por los siguientes hechos:
1. La
Constitución Política del 91 exige la
difusión para que la ciudadanía conozca todos sus principios y filosofía en el
marco del estado social de derecho. Desde 1995 esta comunidad se ha preocupado
por el estudio de la constitución en la perspectiva de que la ciudadanía
comprenda y asuma la calidad de poder constituyente conforme a los mandatos del
los artículos 3º y 40º.
“ARTICULO 3. La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del
cual emana el poder público. El pueblo la ejerce en forma directa o por medio
de sus representantes, en los términos que la Constitución establece.”
“ARTICULO 40. Todo
ciudadano tiene derecho a participar en la conformación, ejercicio y control
del poder político. ...
Las autoridades
garantizarán la adecuada y efectiva participación de la mujer en los niveles
decisorios de la Administración Pública.”
2. En ese devenir es de
resaltar una experiencia muy importante compartida con el gobierno de Guillermo
Gaviria Correa y el Dr. Gilberto Echeverri Mejía; con estos dos ilustres
antioqueños participamos en la convocatoria de la Asamblea Constituyente de
Antioquia. Infortunadamente su muy temprana, abrupta y lamentable desaparición
mermo el empuje inicial; no obstante lo cual hemos continuado en una mayor
preparación política en lo que tiene que
ver no solo con la Constitución Política de 1991, si no con lo que la
misma carta considera que toda la ciudadanía debe tener como elementos mínimos:
la economía, sociología, psicología, el derecho internacional, la política y la
filosofía; dando cuenta hasta el día de hoy de cinco diplomados desarrollados con
el apoyo de la alcaldía y en alianza con instituciones de reconocida idoneidad
pedagógica y académica como la Universidad de Antioquia, la Corporación Región,
El Colegio Mayor de Antioquia, COSUAL, la Universidad Nacional, entre otras. Además hemos desarrollado acciones culturales
permanentes con esfuerzo propio que involucran la participación de reconocidas
personalidades y académicos de la vida nacional y regional.
3.
En las circunstancias
actuales que atraviesa el país nos preocupa la crisis generada por el conflicto
armado, crisis que al mismo tiempo nos estimula para que la Escuela continúe
proyectándose. Es así que hoy contamos con una propuesta clara frente al hechos
casi seguro de un acuerdo de paz en cuyo debate público se ha hecho evidente,
por parte del gobierno, los diferentes
factores de poder en conflicto, las víctimas y la sociedad civil en su
conjunto, la necesidad de formación
política que permita una comprensión de los diferentes fenómenos que originan
el conflicto y la crisis social que desencadenan en violencia y la guerra, por
ende la actitud dialogante y proactiva de la Escuela Popular.
Junta Directiva Elegida por la Asamblea General de Delegados |
Desde
1995 esta ha sido la preocupación principal de la Escuela y desde esta óptica
hemos proclamado y practicado la inclusión en su seno de todas la vertientes de
opinión sin distingo de clase o credo político o religioso, promoviendo en el
aula de clases, nutridos por los elementos teóricos-prácticos brindados por los
docentes, la búsqueda de propuestas y soluciones necesarias a los conflictos
existentes, todo en el marco legal y constitucional vigentes y con estricto
apego a los principios constitucionales rectores de Estado Social de Derecho,
Dignidad Humana y Bien Común, razón por la cual estimamos como muy necesaria y
urgente la actividad de la Escuela como se ha venido planteando durante los 15 años
de labor permanente, ya que venimos realizando una cátedra de paz y de la no
violencia.
En
este punto el resultado más visible ha sido la formación en pedagogía
constitucional que ha permitido no solo el empoderamiento de comunidades y
organizaciones, sino que hoy contamos con un caudal importante de
multiplicadores prestos a replicar y expandir los procesos educativos en
cultura política constitucional como base para la construcción de ciudadanía,
poder constituyente, democracia y paz.
4. Un desafío importante que
trae el artículo 41 de la constitución vigente es que exige al Estado y a la
sociedad el estudio de su constitución.
“ARTICULO 41. En todas las instituciones de
educación, oficiales o privadas, serán obligatorios el estudio de la
Constitución y la Instrucción Cívica. Así mismo se fomentarán prácticas
democráticas para el aprendizaje de los principios y valores de la participación
ciudadana. El Estado divulgará la Constitución”
Uno
de los mayores obstáculos en la labor de educación constitucional lo
encontramos en una sociedad bastante influida por los medios masivos de
comunicación que se caracterizan por la promoción de antivalores que eluden la
comprensión de la realidad.
Desafortunadamente la confrontación, el consumismo y las divergencias
ideológicas son promovidos desde estos medios de tal forma que contribuyen a
que una contracultura de violencia se afiance y se coloque al frente del mas
mínimo conflicto que se presente ya sea entre vecinos, en la familia, en la
escuela, en los conflictos por el territorio, laborales y en todas las esferas
de la vida en sociedad.
Para
la Escuela es de vital importancia el estudio, comprensión y aprehensión de la Constitución Política como parte de la formación
integral que requiere toda la ciudadanía. Por esta razón, a pesar de los obstáculos
existentes y de las reacciones bastante pronunciadas adversas al proceso de paz,
el papel de la Escuela y el del municipio deben ser más insistentes en la labor pedagógica de
educación política centrada en el diálogo y el consenso como único mecanismo
válido para legitimar el contrato social y el control social de la Ciudadanía.
5. La
comunidad rural y urbana, nacional e
internacional expresan un cansancio
frente a los insumos de la guerra tales como el sectarismo ideológico, la
corrupción, la violencia, el despilfarro y la indiferencia de la sociedad.
La Escuela ha
contribuido con esmero a generar un clima favorable para la paz al interior de
la comunidad. En los últimos cinco años pasamos de una asistencia de 30
estudiantes a 220 estudiantes en el ultimo diplomado desarrollado en 2015, con
una deserción poco significativa inferior al 5%
El esfuerzo para vincular a la comunidad a la Escuela busca
convertirnos en constructores y constructoras de la Sociedad Civil de Derechos
como sinónimo de Estado Social de Derecho aprobado en la constitución de 1991,
ciñéndonos al mandato al Artículo 3 de la misma que ordena a la comunidad ejercer la calidad de poder
constituyente. En esta línea es que
hemos participado en la Asamblea Constituyente de Antioquia, así como en los
diferentes procesos de asambleas constituyentes municipales que se han dado en
el departamento de Antioquia que aún hoy se expresa en diferentes
organizaciones de comunidades urbanas y rurales que siguen proclamando el
objetivo del convocar asambleas constituyentes municipales.
6.
Todas las estadísticas sobre
víctimas, desplazamientos, pérdidas humanas, violación de los Derechos Humanos,
feminicidios y violencias contra las mujeres, entre otros, muestras la
inutilidad de la guerra y de la corrupción.
Un ejemplo de ello es que la sociedad Colombiana de Economistas que ha
dado a conocer la escalofriante cifra de 189.8 billones en los últimos 19 años,
cifra cercana al presupuesto anual del Estado como inversión en la guerra. Este hecho por si solo es una muestra del
proceso de desintegración del Estado en los Nacional, regional y municipal.
En clases de Teoría y práctica constitucional |
La
cura a esos vicios no puede hacerse desde los centros de poder nacional ni
desde las plazas centrales de los municipios, sino que debe provenir de las
comunidades, vereda a vereda, cuadra a cuadra, manzana a manzana. En este proceso cobran importancia nuestra
preocupación por la creación de diversas escuelas de formación política que han
venido surgiendo a lo largo de estos recientes años, por esto sugerimos a la
administración darle su reconocimiento, fortalecimiento e impulso.
7. El deterioro de las
condiciones que a nivel mundial ponen en riesgo la vida de la especie humana,
nos hacen afianzar nuestro compromiso para que desde nuestra comunidad, desde
nuestro municipio, asumamos la responsabilidad histórica contra toda forma de
expresión de la violencia, incluida la violencia verbal y simbólica. La
construcción de una sociedad culta comienza por proscribir del lenguaje
cotidiano la palabra peyorativa, insultante y discriminatoria ya que esta es la
forma como se origina la violencia en todas sus expresiones y constituye la
base de las otras formas de violencia.
jueves, 7 de abril de 2016
La patria boba?
Por Germán Rodrigo Mejía Pavony*
Esta expresión
simplista ha escondido las complejidades del nacimiento de la república.
Fue
Antonio Nariño, en 1823, quien acuñó el calificativo de 'Patria Boba' al
período inicial de nuestra historia republicana. En Los Toros de Fucha
encontramos escrita por primera vez dicha expresión y no una sino cuatro veces.
Los tres impresos que dio a conocer Nariño bajo ese título fueron distribuidos
gratuitamente en Bogotá durante los meses de marzo y abril de 1823. La
referencia al toro en el título se debió a un artículo publicado por Francisco
de Paula Santander en El Patriota, periódico de su autoría en el que publicó un
artículo bajo el nombre El Toro, que criticaba agriamente al federalismo; y la
mención a Fucha es sin duda a la hacienda que Nariño tenía en las riberas de
este río que corre al sur de Bogotá.
En
los Toros de Fucha Nariño defiende el federalismo y en El Patriota, Santander
sostiene que el centralismo es la única solución posible para consolidar el
Estado que se debía construir de acuerdo con lo dispuesto por la Constitución
de Cúcuta de 1821. Diez años antes la situación era otra. Antonio Nariño,
entonces presidente del Estado Soberano de Cundinamarca, era el adalid del
centralismo; Santander, por el contrario, militaba en las filas del federalismo
en calidad de oficial de los ejércitos de las Provincias Unidas. ¿Qué pudo
haber pasado durante esos años para que ellos cambiaran tan radicalmente su
manera de pensar? La respuesta está, precisamente, en lo que el calificativo
'Patria Boba' impide apreciar y entender.
El
nombre que utilizó Nariño para referirse a los años anteriores a la victoria
definitiva sobre los ejércitos españoles, que ciertamente fueron vividos con el
temor de la retaliación de la monarquía absoluta, como en efecto ocurrió, se
convirtió por fuerza de su aceptación en un juicio sobre esa época. Por ello,
al valorar de 'bobo' lo ocurrido entonces, hizo carrera entre los historiadores
aceptar sin el beneficio de la crítica que la ingenuidad, la inmadurez y la
obstinación de nuestros primeros gobernantes no sólo nos llevó a enfrentarnos
unos con otros sino que, precisamente por ello, nos debilitamos ante un enemigo
poderoso, España. Pero, ¿qué pasa si nos deshacemos de esa consideración de
'boba' y nos preguntamos por el sentido de esos años iniciales? La
investigación histórica que al respecto se ha venido realizando durante los
últimos años evidencia que el asunto es de gran importancia, pues nos permite
entender las dificultades que hemos tenido para dar forma a un Estado realmente
Nacional. Esto es, ¿qué es al fin de cuentas Colombia?
Debemos
comenzar por el principio. El 20 de julio de 1810 no fue la primera ni la
última manifestación de desacuerdo de los americanos de la Nueva Granada con lo
que estaba sucediendo en España. En realidad, 1810 se caracterizó porque en
América se dio forma a numerosas juntas autónomas de gobierno. El problema
creado por la invasión francesa a España y la prisión de los reyes Carlos IV y
Fernando VII en Bayona obligó a que, tanto en la metrópoli como en sus
colonias, se diera forma a instituciones que legítimamente pudieran gobernar en
su nombre. El asunto es que no resultó una sola de dichas juntas con la fuerza
suficiente para lograr que las demás se pusieran bajo su control. Eso ni en
España ni en América. Lo que tímidamente se inició en 1808 ya era imposible de
detener en 1810, año para el cual los americanos no estaban dispuestos a
aceptar lo que algunos españoles querían imponer desde una autoproclamada Junta
de Regencia. El temor a remover las autoridades reales fue desapareciendo y,
conocido en nuestro país lo que había sucedido el año anterior en ciudades de
la actual Bolivia y Ecuador, sin mencionar los propios intentos y
conspiraciones que desde septiembre de 1809 se venían sucediendo en nuestro
territorio, se comenzó a organizar juntas de gobierno en cada una de las
provincias en que estaba dividido nuestro territorio por aquel entonces.
Cali
en julio 3 de 1810; Pamplona el 4 de julio; El Socorro seis días después, 10 de
julio; Santafé (Bogotá) el 20; Tunja el 25, y Mariquita el 26 del mismo mes; en
agosto les siguieron, el 4, Neiva; el 6, Mompós; el 10, Santa Marta; el 11,
Popayán; el 13, Cartagena, y el 31, Quibdó. Al mes siguiente, septiembre,
organizaron sus juntas las ciudades de Medellín, el primero; Ibagué, el 7;
Tame, el 13; Nóvita, el 27; y aun Ipiales lo hizo durante los primeros días del
mismo mes. Podríamos seguir mencionando otros pronunciamientos, pero los
señalados son suficientes para obligarnos a preguntar por qué no bastó con la
junta de Santafé, esto es, la del 20 de julio, para dar forma a un organismo
que legítimamente pudiera agrupar bajo su proclamación de autonomía de la junta
de regencia española a todas las provincias y ciudades de la Nueva Granada.
En
realidad, Santafé (nombre que tenía Bogotá en ese entonces) sólo tenía control
sobre su propia provincia, lo que equivalía más o menos al actual territorio de
Cundinamarca. Pensar que ella era la capital porque aquí vivía el virrey es
equivocarnos. Lo único que mantenía unidos a los territorios era la lealtad al
rey, del cual directamente derivaban las personas e instituciones su autoridad.
En ausencia del rey desaparecía la unidad. Y eso fue lo que sucedió. No es
difícil entender, entonces, por qué se dieron durante esos tres meses de 1810
numerosos pronunciamientos de autonomía; y, no menos importante, por qué
Santafé no pudo imponerse a las demás aunque se autonombró Junta Suprema de
Gobierno y en la misma acta del 20 de julio afirmó la federación como fórmula
de organización inicial del territorio.
De
finales de 1810 a enero de 1815 la lógica de los acontecimientos derivó de esta
situación inicial. Primero, dos repúblicas surgieron al mismo tiempo:
Cundinamarca, centralista; las Provincias Unidas, federal. Una guerra civil las
enfrentó desde los meses iniciales de 1812 hasta la toma final de Santafé por
Simón Bolívar, en diciembre de 1814, al mando de las tropas de las Provincias
Unidas. Segundo, Santa Marta, Popayán, Pasto, entre otras, nunca aceptaron nada
distinto al consejo de regencia y, luego, a Fernando VII. Tercero, casi una
veintena de constituciones fueron promulgadas durante esos años. Finalmente, no
todo español fue realista ni todo americano patriota, ni los indios se
definieron en conjunto por un bando ni los negros esclavos tomaron partido por
una lucha que no era la suya. Todo lo anterior nos dice de las profundas
diferencias que existían en la sociedad neogranadina. En esas circunstancias no
podemos afirmar que existía una Nación; en realidad, dicho concepto se refería
a los habitantes del terruño, esto es, a la provincia. Visto desde esta óptica,
entonces, la valoración de 'Patria Boba' no permite apreciar que la diversidad,
la diferencia, eran lo característico de una realidad que el centralismo quiso
acallar, precisamente con la denominación de 'boba'.
*
Pontificia Universidad Javeriana
viernes, 1 de abril de 2016
Dirección de la Escuela Popular de Cultura Política y Constitucional
Este es el selecto grupo de mujeres y hombres que fue elegido por la asamblea constitutiva para orientar, promover y gestionar el accionar de la Escuela Popular de Cultura Política y Constitucional: Orlando
Zapata, Carmen
Rosa Jaramillo Henao, Walter
Salazar, Alba Elsi García, María Isabel Giraldo Velásquez, Hortensia
Díaz, Luz
Edilma Rodríguez Jaramillo, Carolina Morales Orrego, Mónica
María Rodríguez, Hungría
Echeverri Cuellar, Luz Adela Rodas Rendón.
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