Esta corporación , hoy,
es la convergencia de un proceso de formación en cultura política
constitucional iniciado desde la expedición de la carta magna vigente desde
1991; en la relación enseñanza aprendizaje, la escuela se ha beneficiado de un
diálogo pedagógico y constitucional, no solo al interior de la comunidad que la
conforma, sino con el cuerpo de docentes que ha representado no solo a ONGs de
la ciudad de Medellín, sino a instituciones de educación superior, públicas y
privadas.
Iniciado este siglo XXI, la escuela direccionó la
formación constitucional hacia otras disciplinas del conocimiento, que la misma
constitución reclama para su aplicación con criterios de justicia, validez y
eficacia; como ejemplo de esos nuevos insumos académicos, podemos citar
asignaturas como el derecho administrativo, economía política y planificación y
desarrollo. Es necesario precisar que estos quince años han sido de
consolidación, tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo de este proyecto
pedagógico.
Iniciando el 2016, la representación académica de la
escuela estima que su malla curricular, debe consultar las exigencias
históricas que respondan a las particularidades propias de una convivencia con
el conflicto y no de una confrontación con la disidencia. Por esta razón, estimamos que esta propuesta de planificación
y desarrollo para los años venideros debe priorizar, la cualificación en la
conciencia del hombre, de una concepción del mundo incidida por la pulsión de
muerte, hacia la potencialidad incita en todo ser humano, estimulada por la
pulsión de vida, convivencia, de paz.
El apostolado pedagógico de hoy debe asumir como tarea
fundamental, superar el malestar en la cultura, objetivo infortunadamente
menospreciado por la educación oficial de Colombia, porque su preferencia es la
formación en una educación profesionalizante, tecnológica y deficiente en
filosofía humanística.
Se parte del presupuesto epistemológico en donde la paz
ha sido un secular y recurrente objetivo de la humanidad. El avance de los años
cuantifica y cualifican los métodos, los medios y las instituciones,
caracterizados como idóneos para atenuar
los impredecibles efectos de la guerra.
La dicotomía entre la paz y la guerra exige ubicar el
comportamiento bélico del hombre individual y colectivo en la historia, en el
territorio, en el derecho, en la ética, en el psicoanálisis y en la política; y
el otro polo de este escenario es de la paz, la que debe entenderse en sentido
positivo y en sentido negativo; el primero la contextualiza desde la relación
individuo – naturaleza; individuo- individuo; sociedad – naturaleza; individuo
– estado y el estado de la naturaleza. En sentido negativo se entiende la que
impone el vencedor sobre el vencido.
Desde esta visión holística debe proyectarse la enseñanza
de este valor fundamentada en lo siguiente: Una lecciones sobre la convivencia
deben informar al sujeto, sobre la presencia de la guerra mayoritariamente en
el tiempo de la humanidad, repasemos datos que han publicado diferentes medios
de comunicación: En cinco mil quinientos años de historia, se han realizado más
de 14.513 guerras, con un costo en victimas de 1.240 millones de vidas humanas;
y los años registrados de convivencia en paz se estiman en doscientos noventa y
dos.
El premio nobel de la paz ex -presidente Oscar Arias,
alerta sobre esta secuencia histórica y sobre los riesgos que todavía amenazan
a la humanidad por la circulación de más de 640 millones de armas pequeñas y
livianas en poder de tres cuartas partes de civiles y bajo el estímulo de la
impune circulación a través de las fronteras; otro dato preocupante del citado
político e intelectual, es el almacenamiento de más 3000 ojivas nucleares en
los bodegones de las potencias militares. Situación que por un descuido o por
una pulsión mental pueda repetirse otra
conflagración.
Desde lo geopolítico avanzan las guerras en Siria, Iran,
Afganistán, Sudan, Somalia, Yemen y Colombia. Nuestro país no es anónimo ante
el mundo, porque infortunadamente la historia reseña más de diez guerras
civiles nacionales en el Siglo XIX y un
Siglo XX con un conflicto armado, del que hoy dan testimonio seis millones de
desplazados y más de un millón de víctimas, incluyendo la guerra de los mil
días.
En lo económico, rinde cuentas el estado, y le asigna a
la guerra un costo de sesenta mil millones de pesos diarios, con secuelas
colaterales en lo agrario, lo social y en el desfase ciudad-campo, pues los
organismos de control estiman una pérdida de seis millones sesenta mil
hectáreas, seis millones doscientas mil víctimas, beneficiando a un grupo propietarios, que no alcanza el uno por
ciento, los que disfrutan de más del cincuenta por ciento de la tierra. Los
efectos de esta violencia, en la inequitativa
distribución de la riqueza se agravan con la superpoblación de la
ciudad y el despoblamiento del campo, en
donde solo se asienta el 24% de la población, en tanto que en lo urbano el
porcentaje es del 76%.
La cotidianidad y la cualificación de los tipos
delictivos, crean un ambiente no solo en el ciudadano, sino en la burocracia,
proclive al despilfarro y la corrupción, anomalía cuantificada en informe
publicado por la sociedad colombiana de economistas en el año 2011, en ciento
ochenta nueve billones de pesos (4% del PIB), durante los últimos 19 años.
La consideración de datos estadísticos en un programa de
paz, no cumplen el poco eficiente papel de denuncia, porque lo que demuestran
al intérprete es la ineficacia de un orden jurídico que concita al interrogante
que puede plantearse en esos términos, ¿si hay un orden jurídico justo, porque
es ineficaz?, la respuesta en un proceso de formación para la paz, debe
vincular al criterio de validez del orden jurídico, para demostrar si esos
métodos, medios e instituciones que ejercen el poder, están acatando los
presupuestos de legitimidad, o más bien, con un empirismo individualista, se
aprovecha de las confusiones propias de la guerra para garantizar la impunidad
del enriquecimiento ilícito.
La perspectiva ética para el análisis de la guerra,
obedeció a una infortunada proclama de Philip Gottfried Von Clausewitz
(Prusiano 1780), quien acuño este concepto: “la
guerra es la prolongación de la política por otros medios”. Proclama que la
razón política de posguerra rectificó, a
partir del armisticio y los análisis de la asamblea nacional de la ONU, la caracteriza
como la negación de la política, originándose en la segunda mitad del Siglo XX,
sólidos movimientos de la no violencia.
Desde el psicoanálisis, el fenómeno de la guerra ha dado
aportes a una disciplina del pensamiento
objeto de estudio en las última tres décadas del siglo anterior,
denominada como el bio-poder y la biopolítica. Sus doctrinantes dan prioridad en
el análisis de la guerra al individuo sobre las instituciones, al considerar
que al sujeto como universal, le precede antes del comportamiento, una actitud
y que esta no se enjuicia o se examina en relación con la normatividad, sino
con la historicidad psíquica dada por la historia como universo, al sujeto como
singularidad.
Los episodios históricos que el individuo experimenta son
el móvil para que su actitud, valga decir, su subjetividad intersíquica fomente
una pulsión de vida o una pulsión de muerte. Una particularidad de los países
colonizados, es la carga bélica que ha incidido en el espíritu de quien ha sido
invadido, afectando el libre desarrollo de la personalidad, su calidad intelectual
y su potencialidad ética y política; esta es la denominada pulsión de vida, los
rieles de la paz, la democracia y la solidaridad y según los teóricos del
bio-poder, esta potencialidad es debilitada, negada, por los dispositivos que
estructuras de poder bélicas utilizan para adiestrar no solo la mente de la
servidumbre, sino el cuerpo.
La guerra en relación con el estado, ha permitido
identificar como regímenes políticos no aptos para la paz, los calificados como
dictaduras tanto en las relaciones de producción capitalista como socialistas.
Los regímenes políticos, diseñados como respuesta a todo
estímulo a la guerra desde poderes establecidos, los rubrica la teoría del
estado como de constitucionalidad o normalidad, los más notorios desde el
triunfo de la ilustración francesa hasta hoy son: El estado demo liberal,
estado de derecho y estado benefactor, considerados como un incitación para que
la humanidad transite por senderos de desarrollo y paz, pero el estallido de
dos conflagraciones en la primera mitad del siglo XX, los ubicó como propuestas
fallidas e inocuas por falta de la legitimidad que no la da ni la fuerza, ni la
ideología, ni la disciplina o la dominación.
EL
ESTADO SOCIAL DE DERECHO, FUNDAMENTO CONTEXTUAL DE LA PAZ.
En la evolución de los regímenes de constitucionalidad en
la modernidad civilizada, se estructura desde la base jurídico política de la
carta de la ONU de 1948, el modelo de estado social de derecho. Sus categorías
fundantes son cuatro: Una concepción filosófica del poder, no ideológica, una
institucionalidad que legitima el poder, una legitimidad reconocida como la
razón de ser de las estructuras de poder y una jerarquía del orden jurídico.
La lectura responsable y reflexiva de la carta política
de 1991, lleva en si la conclusión en buen sentido, de que su aplicación y
obediencia consulta pensamientos gestados desde la ilustración renacentista,
período en que presenta a la humanidad, la propuesta de paz perpetua de Emanuel
Kant, quien desde finales del Siglo
XVIII destaca para ese propósito los siguientes elementos: 1. La paz es un
imperativo categórico (consagrado en el preámbulo y los artículos 22 y 95). 2.
Tratar a la humanidad siempre como un fin, no como un medio (artículo 94), 3.
Anticipación a la posibilidad de otras guerras (el orden jurídico colombiano
prohíbe toda forma de propaganda bélica). 4. Estructura y funcionamiento de los
ejércitos al servicio de la paz y de los derechos humanos (artículo 222), 5.
Autodeterminación y soberanía (artículos 3 y 16), 6. Fomentar el republicanismo
(artículos 1 y 3), 7. El derecho de gentes (artículo 5 y 93).
PROPUESTA
DE CONTENIDO PARA UNA CATEDRA DE LA PAZ
I.
BASES EPISTEMOLÓGICAS PARA
LOS ASISTENTES
II.
EL CONCEPTO DE CONSTITUCIÓN
III.
TEORÍA DEL PODER
IV.
RELACIÓN FAMILIA, SOCIEDAD
CIVIL
V.
CULTURA VS GUERRA
VI.
ELEMENTOS DE ESTADÍSTICA
CUANTITATIVA Y CUALITATIVA
VII.
FUNDAMENTOS DE LECTURA Y
ESCRITURA
VIII. MECANISMOS
DE CONTROL CONSTITUCIONAL
IX.
PARTICIPACIÓN DEMOCRÁTICA EN
LO SOCIAL, LO ECONÓMICO Y
LO POLÍTICO.
X.
LA ETICA MUNDIAL
XI.
POLITICA DEL PSICOANALISIS Y
EL PSICOANALISIS DE LA POLITICA
XII.
RELACION HABITANTE,
TERRITORIO PEDAGOGIA DE LA MADRE TIERRA
OBJETIVO
Estructurar un ciudadano que se responsabilice de su
presente, con miras a proyectar el futuro, sin desconocer la historia, es
decir, la condición de sujeto jurídico prescrita en el artículo 95 de la carta,
quien en su calidad de poder constituyente no solo conforme, sino que ejercite
y controle el poder (artículo 40 idem), entendido el ciudadano no solo en su
condición de particular, sino de servidor público, en donde (artículos 6, 122,
209), su hacer está al servicio de lo público y no lo público al servicio de
los intereses personales o particulares del sector que representa. Inversión de
valores y principios que han sido el caldo de cultivo de la corrupción, el
despilfarro, la violencia y la guerra.
La cátedra por la paz, debe tener vocación de pedagogos,
es decir, que el estudiantado asuma con tanto fervor las enseñanzas que se
entusiasme a transmitirlas en su cuadra, su paraje, su vereda, para que el
estado proyecte lo ordenado por los artículos séptimo y setenta de la carta.
Los objetivos deben superar aún el marco constitucional,
pues la crisis de humanismo y ecológica, tienen en riesgo a la especie viviente
del planeta, y ya desde las grandes potencias políticas, económicas y
militares, se trasunta ese temor y viene avanzando un proyecto universal
dirigido al reconocimiento, garantía y permanencia de dos principios: La
dignidad humana y el ecosistema.
MODELO
PEDAGOGICO
Acorde con el estado social de derecho, el modelo
pedagógico para un programa que pretende la formación de un sujeto con
capacidad de conformación, ejercicio y control de poder, en perspectiva de paz,
no puede ser otro que el socio-político, en donde desde la lectura, discusión y
reflexión, se proyecte la acción del estado, la sociedad y la familia en la estructuración
y defensa de la convivencia.
Las características de este modelo es que no es
profesionalizante ni memorístico, sino crítica y constructiva, que rescata
desde la pedagogía alemana, la mayéutica socrática que reconoce la capacidad de
aprendizaje del sujeto actor principal del proceso, en donde el docente no se
circunscribe a dar testimonios de saberes, sino presupuestos teóricos para la
libertad de pensamiento
El modelo pedagógico reclamado por la carta de 1991, porque los denominado
tradicional y funcionalista, no dan testimonio de la idoneidad ética que
reclama la superación del malestar en la cultura.
En cuanto a la evaluación debe superarse la
hetero-evaluación por delegar en un tercero la capacidad cognoscitiva del
estudiante y estimular la co- evaluación, la multi-evaluación y la
autoevaluación, ejercicios que permiten, no solo que el escenario de la docencia se
democratice, sino que sea un estímulo al artículo 16 de la constitución el
libre desarrollo de la personalidad.
IMPLEMENTACION
DE LA PROPUESTA DE FORMACION PARA LA PLANIFICACION Y DESARROLLO
La síntesis orientadora de la puesta en práctica de estos
propósitos debe anunciarse así:
La dirección académica, política y constitucional debe
estar liderada y responsabilizada en esta comunidad educativa y la
administración municipal; instituciones base de legitimidad de esta práctica
constitucional y la conservación de la legitimidad, exige que tanto los
reclamos administrativos, pedagógicos y didácticos de este proyecto debe ser
satisfecho tanto por la comunidad como por la municipalidad; diálogo interinstitucional
definirá la viabilidad financiera para la idoneidad no solo ética y pedagógica
del proyecto, sino didáctica , es decir, la sede de la enseñanza, el número de
docentes, el acompañamiento lúdico y artístico que debe existir y cuáles van a
ser los reconocimientos que se propondrán a la educación oficial para la
valoración de este ejercicio académico de cualificación ciudadana. Se concluye
que este proyecto debe tener como
objetivo a corto plazo, la vinculación de los actores del conflicto que se han
comprometido con las propuestas de paz.
APUNTES
BIBLIOGRAFICOS
Constitución Política
Sobre la paz perpetua – KANT
La paz y la guerra – NORBERTO BOBBIO
LA CARTA DE LAS NACIONES UNIDAS
SEGURIDAD, TERRITORIO POBLACION – MICHEL FOUCAULT
PROYECTO DE UNA ETICA MUNDIAL – HANS KUNG
POLITICA DEL PSICOANALISIS Y PSICOANALISIS DE LA POLITICA
– FRANCOIS LEGUIL
LA ENCICLICA ALABADO SEAS
DERECHOS HUMANOS Y CRISTIANISMO – JAVIER GIRALDO
EL NUEVO SUMMERHILL – A.S. NEILL
ETICA DE LA RAZON CORDIAL – ADELA CORTINA
SOBRE LA IDEALIZACION EN LA VIDA PERSONAL Y COLECTIVA
–ESTANISLAO ZULETA
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